Singapur se ha convertido en el primer país en autorizar el consumo de carne fabricada en laboratorios y se empezará a servir en un restaurante durante los primeros meses de 2021. Dicho restaurante incluirá en su carta unos nuggets de pollo sintéticos y su precio será similar al de un pollo de alta calidad. No obstante esta nueva carne artificial ya fue presentada en Londres en el año 2013 por Mark Post, profesor de la Universidad de Maastricht, el cual consiguió elaborar la primera hamburguesa de carne de vacuno cultivada.
A partir de estos hechos, nos volvemos a plantear el debate sobre la ingesta de carne y las consecuencias que esta tiene en el planeta y los animales. Mientras unos abogan por una dieta vegana o una limitación del consumo de carne, otros se niegan a eliminar la carne de su dieta. Ya en la segunda mitad del siglo XX, el consumo mundial de carne se quintuplicó pasando de 45 millones de carne consumida en 1950 a casi 300 millones de toneladas en la actualidad. Se cree que para el año 2050 la demanda global de carne será de unos 600 millones de toneladas y no habrá suministro suficiente para toda la población mundial.
Ante este posible panorama, la ciencia ofrece una gran solución; la carne de laboratorio, que no viene directamente de un animal (tan solo sus células) o por lo menos no requiere la muerte y el sufrimiento de éste.
¿Cómo es realmente la carne que se crea en el laboratorio?
La carne sintética o in vitro está hecha a base de células madre de animales: vaca, pollo o cerdo, junto con otros elementos como suero fetal bovino, mioglobina, vitaminas, aminoácidos, grasa y tejido conectivo. Al igual que la carne convencional es tejido muscular animal pero a diferencia de la carne producida por animales en granjas industriales, esta carne se fabrica dentro de un laboratorio, sin explotación, violencia, sufrimiento y muerte del animal.
La carne crece en forma de tejido cultivado a base de células animales que se multiplican y tan solo se necesitan unas pocas células para crear esta carne artificial. Algunos de los beneficios de esta carne son; la eliminación del sufrimiento que padecen los animales al ser sacrificados durante el proceso tradicional, ya que durante este procedimiento los animales no experimentan ningún tipo de dolor cuando se les extraen las células. También se puede conseguir un buen sabor que imite a las mejores carnes del mundo gracias a una serie de ingredientes que se le añaden como sal, huevo en polvo, miga de pan y zumo de remolacha para darle el color rojizo típico de la carne. Otra ventaja es que puede ser más sana ya que muchos de los animales que comemos habitualmente son alimentados con productos químicos que posteriormente pasan a nuestro organismo cuando comemos su carne y con este proceso se evita que dichos productos causen daño en el ser humano y tampoco estaríamos expuestos a enfermedades que pueden ser transmitidas por los animales como Salmonella, gripe porcina, contaminación fecal, o Campylobacter entre otras.
Por otra parte el medio ambiente puede ser el gran beneficiado con esta técnica ya que la ganadería industrial solo de vacuno es uno de los principales factores de emisión de gases de invernadero y además requiere una cantidad ingente de recursos naturales utilizados como alimentos, agua y energía que se reducirían considerablemente contribuyendo a la mejora de la sostenibilidad.
No obstante, a día de hoy se sigue trabajando para mejorar la carne sintética, ya que aún es necesario ver si realmente aporta la misma cantidad de nutrientes, vitaminas o minerales que la carne tradicional.