La industria de las Fintech es una de las que más auge está teniendo en los últimos años. Cada vez son más las empresas que desarrollan y lanzan al mercado soluciones financiero-tecnológicas de software que nos plantean nuevas formas de entender las finanzas y de llevar a cabo transacciones de este tipo.
Este es el caso de Flywire, la startup valenciana que nació en el año 2009 bajo el nombre de PeerTransfer. Como ha sido el caso en otras grandes ideas, PeerTransfer nació a partir de una problemática que se le planteó a su creador en un momento determinado de su vida, y ante la que este decidió poner solución.
La historia de la compañía se remonta más de una década atrás, cuando un joven ingeniero valenciano llamado Iker Marcaide estaba cursando un MBA en el prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en Estados Unidos. Cuando Iker estaba tramitando su ingreso a la reputada escuela bostoniana, este pronto se percató de que el proceso de matriculación en sí suponía un verdadero dolor de cabeza, tanto en cuestión de tiempo, como debido a las tasas que imponían las entidades bancarias.
Tras experimentar esta situación en primera persona, Iker empezó a darle vueltas a la idea de crear una plataforma más eficiente que facilitase el pago de matrículas entre estudiantes y entidades académicas (principalmente colegios y universidades). En el año 2009, PeerTransfer vio finalmente la luz, aunque lo que inició como una pequeña startup con una idea original, se acabaría convirtiendo en una compañía que ha llegado a procesar más de un billón de dólares americanos en transacciones anuales.
El crecimiento de la empresa fue prácticamente vertiginoso. Durante las primeras rondas de financiación, la empresa logró recaudar aproximadamente 1 millón de dólares. Sin embargo, pronto otros inversores (tanto nacionales como de otros países) se darían cuenta de su potencial, y fue entonces cuando la compañía dio su salto más notable.
PeerTransfer obtuvo fondos aportados por empresas norteamericanas, pero también de inversores españoles de gran renombre como Kibo Ventures o el grupo Fide. En 2015, la compañía anunciaba una recolocación y expansión de su negocio, junto con el cambio de nombre a Flywire (en este momento, la plataforma ya estaba presente en 200 países, y se utilizaba en más de 750 instituciones académicas norteamericanas).
A principios del año pasado, la ya conocida como Flywire obtuvo una novena ronda de financiación de 120 millones de dólares por parte de Goldman Sachs. Estos datos nos hacen darnos cuenta no sólo de la elevada valoración de la compañía, sino de la increíble proyección de futuro y del potencial que podría tener de cara a los próximos años.
Sin embargo, la gran novedad es que la que un día fue una pequeña startup española para ayudar a estudiantes, saldrá a bolsa en Wall Street en pocos meses, algo que parecía inimaginable en el momento de su creación. Aún se desconocen los detalles de esta salida, pero se sabe que las últimas informaciones sitúan una valoración de aproximadamente 3.000 millones de dólares para Flywire.