Apple siempre se ha caracterizado por ser una empresa innovadora, y por ofrecer al mercado productos de la máxima calidad (aunque algunos de sus detractores consideran que esto no es suficiente para justificar sus elevados precios). Algunos de los motivos por los que el gigante de Cupertino lidera en este ámbito, son su visión y sus a menudo acertadas inversiones, las cuales casi siempre se traducen en un plus de calidad en el producto final.
La última noticia que hemos tenido de Apple tras la presentación de sus últimos modelos de iPhone, es que la compañía ha invertido 250 millones de dólares en Corning, una empresa fabricante de vidrio, cerámica y otros materiales relacionados cuya sede se encuentra en Nueva York, concretamente en la pequeña ciudad de la que tomó el nombre.
Aunque Apple ha asegurado que el iPhone 11 Pro tiene integrado el vidrio más resistente jamás visto en un Smartphone, la compañía busca otra solución a largo plazo, un vidrio que ofrezca aún más resistencia y durabilidad, y que empezará a incorporarse en los próximos modelos de iPhone, iPad y Apple Watch en el futuro próximo. De hecho, no es la primera vez que ambas empresas colaboran en un proyecto de tan grandes dimensiones, y es que Apple ya había invertido otros 200 millones de dólares en Corning en el año 2017.
Aunque Apple ha asegurado que el iPhone 11 Pro tiene integrado el vidrio más resistente jamás visto en un Smartphone, la compañía busca otra solución a largo plazo, un vidrio que ofrezca aún más resistencia y durabilidad, y que empezará a incorporarse en los próximos modelos de iPhone, iPad y Apple Watch en el futuro próximo.
Sin embargo, la historia entre ambas compañías se remonta a tiempo atrás, concretamente a 2006, cuando Steve Jobs iba a anunciar la llegada del primer iPhone y confió en esta compañía neoyorquina para confeccionar el vidrio del dispositivo. Jobs se puso en contacto con John Bayne, vicepresidente de la división Gorilla de Corning, y contra todo pronóstico, la compañía hizo entrega de los cristales en el inconcebible plazo de seis meses (un proyecto de estas características suele llevarse a cabo en aproximadamente dos años de I+D).
Mientras que otras empresas del sector tecnológico siguen manteniendo una estrategia de deslocalización para beneficiarse de la mano de obra barata, Apple está apostando por el concepto “Made in USA”. El cristal de los modelos más recientes de iPhone ha sido fabricado en una planta de Corning situada en la ciudad de Harrodsburg (Kentucky), y parece que esta decisión está bastante relacionada con la política proteccionista del gobierno de Trump.
Por el momento, no sabemos el plan que tienen ambas compañías en cuestiones de producto, pero diversos rumores apuntan hacia la posibilidad de que esta inversión esté basada en producir cristales ad hoc para dispositivos flexibles. Aunque por ahora sólo se trata de habladurías, los rumores podrían ser ciertos, dado que Apple registró a principios de este año una patente de un dispositivo muy parecido a una tablet plegable con una serie de bisagras integradas.