La contaminación es un fenómeno provocado por la presencia de componentes nocivos en el medio ambiente, y tiene un impacto muy negativo en nuestra calidad de vida (sin olvidarnos del perjuicio que supone para todo tipo de seres vivos). Es por eso que como habitantes del planeta, debemos no sólo ser conscientes de esta situación, sino también tomar medidas que tengan como objetivo la mitigación de este fenómeno, para así garantizar un crecimiento sostenible.
Uno de los mayores problemas que se da en la actualidad en lo referente a este ámbito, es sin duda la acumulación de plástico. El plástico es un material no biodegradable, es decir, no se puede destruir ni descomponer en elementos químicos naturales, sino que siempre mantiene su composición, y es por eso que se dice que todo el plástico que se ha fabricado en la historia sigue con nosotros en algún rincón del planeta.
No obstante, no podemos decir que el plástico no haya sido beneficioso para la sociedad, dado que se trata de uno de los materiales más versátiles y útiles que han existido. A pesar de esto, sí que es necesario reducir su uso al mínimo posible, dado que su acumulación puede tener consecuencias catastróficas para el planeta como la contaminación marina o la extinción de todo tipo de especies.
A raíz de esta disyuntiva, durante los últimos años han surgido algunas iniciativas encaminadas a solucionar este problema, aunque la mayoría de estas no eran más que proyectos que parecían interesantes pero carecían de viabilidad. Sin embargo, todo esto cambió cuando una empresa llamada Miniwiz presentó un proyecto muy innovador basado en el reciclaje de plástico, el cual sí que gozaba de viabilidad comercial y económica.
Esta empresa taiwanesa, empezó llevando a cabo proyectos de este tipo como los Poli-bricks, unos ladrillos fabricados a base de botellas de plástico. En esta ocasión, la compañía decidió ir un paso más allá, creando una planta de reciclaje móvil que permite transformar el plástico en azulejos aptos para su uso en construcción.
En esta ocasión, la compañía decidió ir un paso más allá, creando una planta de reciclaje móvil que permite transformar el plástico en azulejos aptos para su uso en construcción.
TrashPresso es el nombre de esta compleja planta, la cual cuenta con un total de 12 metros de altura y es completamente transportable, pudiendo ser remolcada de un lugar a otro en función de las necesidades de cada momento. Otra de sus ventajas más notables, además de un aspecto con el que no cumplen la mayoría de sistemas de reciclaje existentes, es que la planta funciona únicamente con energía solar.
Además, el plástico no es el único material que se puede reciclar en la planta. Esta obra de ingeniería también es capaz de procesar productos textiles, y en un período de tiempo de 40 minutos, consigue producir azulejos suficientes para cubrir una superficie de 10 metros cuadrados.
El proceso de la planta es el siguiente; la basura se recoge localmente, se lava, posteriormente se procede a su trituración y, por último, se funde a través de una serie de tareas automatizadas. Durante este proceso, es necesario utilizar agua, aunque esta se reutiliza en varios lotes de producción, con el objetivo de minimizar su consumo.
TrashPresso es una iniciativa que ha cambiado por completo nuestro concepto de reciclaje, y en la actualidad ya hay diversas viviendas que incorporan algunos de sus ladrillos y azulejos. Esto sólo es un indicativo del amplio abanico de posibilidades que abarca el ámbito del reciclaje, una actividad que sigue en crecimiento y que podría ser nuestra mayor aliada a la hora de encaminarnos hacia un futuro sostenible.