El término IoT se menciona cada vez más en artículos y publicaciones tecnológicas desde hace algunos años. Cada vez más fabricantes de objetos de uso cotidiano ofrecen dispositivos orientados a este concepto. Sin embargo, este campo tecnológico sigue resultando confuso para gran parte de la población.
¿Qué es IoT?
IoT son las siglas de Internet of Things, que en español se traduce como “Internet de las cosas” o IdC.
Según se consulte unas fuentes u otras, hay ligeras variaciones en su definición, pero en todas se hace alusión a dos elementos:
- La conexión entre objetos a internet y sus comunicaciones.
- Las cosas, en su más amplio sentido. Cualquier entidad física que genere datos y sea capaz de comunicarlos, o capaz de recibirlos.
Quizá sea Siddhartha Vadlamudi, ingeniero y autor de varios libros y publicaciones sobre el tema, el que propone la definición más precisa:
“Internet de las cosas (IoT), esencialmente, es una red de objetos físicos, o “cosas”, que han sido equipado con sensores, software y otras tecnologías con el fin de conectar, comunicar e intercambiar datos con una amplia variedad de dispositivos (similares o no) y sistemas conectados con la ayuda de Internet.”
Un ejemplo de IoT es la conexión entre un smartphone y los distintos dispositivos del hogar inteligente, para controlar la iluminación o la climatización. También una pulsera de actividad, que monitoriza datos de salud de su usuario, o un robot aspirador que se vale de sensores para esquivar obstáculos mientras hace su labor.
Un poco de historia
Como tal, el nombre “internet de las cosas” fue mencionado por primera vez por Kevin Ashton, cofundador y director ejecutivo del Auto-ID Center de MIT, para referirse a su red de sensores e identificadores interconectados entre sí. En una presentación que hizo a Procter & Gamble en 1999, Ashton explicaba así las enormes posibilidades de este concepto:
«Las computadoras de hoy –y, por lo tanto, la internet– dependen casi totalmente de los seres humanos para obtener información. Casi todos los aproximadamente 50 petabytes de datos disponibles en internet fueron capturados y creados por seres humanos escribiendo, presionando un botón de grabación, tomando una imagen digital o escaneando un código de barras.
El problema es que la gente tiene tiempo, atención y precisión limitados, lo que significa que no son muy buenos para capturar datos sobre cosas en el mundo real. Si tuviéramos computadoras que supieran todo lo que hay que saber acerca de las cosas –utilizando datos que recopilaron sin ninguna ayuda de nosotros– podríamos rastrear y contar todo, y reducir en gran medida los desechos, las pérdidas y el costo. Sabríamos cuándo necesitamos reemplazar, reparar o recordar cosas, y si eran frescas o ya pasadas”.
Pero mucho antes, en 1926, y sin darle ese nombre, Nikola Tesla ya imaginó un mundo interconectado, tal y como explicó en una entrevista que concedió a la revista Colliers.
Volviendo a épocas más recientes, a principios de 1980 se instaló en la Universidad Carnegie Melon el primer aparato de Internet. Se trataba de una máquina de Coca Cola, ideada por el estudiante David Nichols, a la cual podían conectarse los programadores a través de Internet. De este modo podían verificar el estado de la máquina, determinar si había o no una bebida fría esperándoles, y tomar la decisión de desplazarse o no.
En 2010, la consultora McKinsey presentó un informe sobre nuevos modelos de negocio basados en sensores.
IoT surge de la evolución y convergencia tecnológica de dos conceptos:
- M2M (Machine to Machine), o lo que es igual, comunicación entre máquinas.
- SCADA (Supervisory Control And Data Acquisition, o Control Supervisión y Adquisición de Datos). Se trata de un software habitualmente de uso industrial.
Y como complementos que impulsan su desarrollo y auge están:
- El desarrollo de la tecnología inalámbrica.
- El progreso y abaratamiento de la microelectrónica.
- La computación en la nube (cloud computing).
- Las herramientas para Big Data.
Sin estos hubiese sido muy difícil, incluso imposible, el gran avance y expansión en la vida cotidiana actual del IoT.