Una de las problemáticas más alarmantes de nuestro tiempo está directamente ligada al cambio climático y al impacto que tiene este fenómeno para el planeta. El conflicto radica en que aunque fuera posible detener de manera inmediata las emisiones de CO2, no se podría aminorar el impacto de los gases de efecto invernadero que ya se encuentran acumulados en la atmósfera.
En otras palabras, se podría decir que el daño ya está hecho y que reducir las emisiones de CO2 de cara al futuro no sería suficiente para solventar esta situación. Como ya anticipaba el prestigioso magnate Bill Gates en una entrevista para el magazine tecnológico del MIT, la única manera de cortar el problema de raíz sería diseñar un extractor de dióxido de carbono que fuera reduciendo los gases acumulados en la atmósfera.
Algunos investigadores han querido tomar cartas en el asunto y llevar a cabo este proyecto más allá del plano teórico. Este es el caso de David Keith, un investigador canadiense que ha demostrado a través de una reciente investigación que se puede extraer una tonelada de dióxido de carbono a partir del aire por un coste de entre 94 y 232 dólares.
Como ya anticipaba el prestigioso magnate Bill Gates en una entrevista para el magazine tecnológico del MIT, la única manera de cortar el problema de raíz sería diseñar un extractor de dióxido de carbono que fuera reduciendo los gases acumulados en la atmósfera.
Este investigador desarrolló durante el año 2009, junto con las universidades de Calgary y Carnegie Mellon, un proceso para obtener CO2 a partir del aire, a un coste asequible y con un propósito comercial. Además, a través de su empresa Carbon Engineering, Keith inauguró en el año 2015 una planta piloto destinada a la producción de combustibles a partir del CO2.
El funcionamiento de esta planta es algo complejo, dado que se fundamenta en la utilización de una mezcla acuosa de hidróxido de potasio acoplado a un proceso cíclico con calcio cáustico para absorber el dióxido de carbono. Al margen de tecnicismos, este sistema ofrece la posibilidad de recircular el aire en repetidas ocasiones durante dos ciclos emparejados, logrando extraer el CO2 atmosférico y devolviendo un aire con una concentración minúscula de este gas.
No obstante, los ambiciosos objetivos fijados por el IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) se basan en retirar un billón de toneladas antes del año 2080, para lo que serían necesarias aproximadamente 20.000 plantas similares funcionando al mismo rendimiento. Este proceso de extracción de CO2 aún se encuentra en su fase inicial, aunque podría convertirse en el método predilecto a la hora de afrontar el devastador impacto del cambio climático en el futuro.