Según manifiesta el informe presentado en enero de 2020 por la Plataforma para Acelerar la Economía Circular (PACE) y la Coalición de Residuos electrónicos de las Naciones Unidas, en el mundo se generan aproximadamente 50 millones de toneladas de residuos electrónicos y eléctricos al año. La tendencia de que se acumulen este tipo de residuos (comúnmente denominados E-Waste), sigue creciendo, y se estima que para el año 2050 se habrá alcanzado la cifra de 120 millones de toneladas.
El principal problema que plantean estos números no sería tan grave si el reciclaje de este tipo de basura se llevase a cabo de forma rigurosa, pero lamentablemente menos de un 20% de estos residuos se clasifican correctamente. De esta manera, nos encontramos toneladas de residuos que contienen elementos tan perjudiciales como el cadmio, el bromo, el mercurio, el cromo o el plomo, y que son altamente nocivos tanto para la naturaleza como para el ser humano.
Este mismo informe revela que el valor de esa basura es de 62.000 millones de dólares, una cantidad económica muy superior al PIB de algunos países.
Para intentar evitar este desastre, debemos empezar a concienciarnos de lo importante que es desechar nuestros RAEE (Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos) correctamente, y para eso debemos conocer los distintos puntos de recogida próximos a nuestros hogares. Para ello, es conveniente, acceder a la página web de las grandes superficies de recogida o puntos limpios, donde se informa sobre aspectos como los plazos y procedimientos para desechar los aparatos antiguos
Para atajar este problema, es fundamental que nos demos cuenta de la gravedad del asunto y del nefasto impacto que la RAEE tiene en nuestro planeta. Una de las medidas que podemos tomar a nivel particular, es tratar de prolongar la vida útil de nuestros aparatos tecnológicos, en lugar de sustituirlos por otros en poco tiempo, además de apostar por el ecodiseño de estos productos, ya que luego esto facilitará bastante su recolección y posterior reutilización.
Otra posibilidad es ofrecerle una segunda vida a nuestros aparatos electrónicos, cediéndoselos a nuestros amigos y familiares o incluso donándolos a ONG´s especializadas en este ámbito.
Toda esta situación de RAEE ha llevado a los gobiernos y organizaciones supranacionales a tomar medidas para el correcto reciclaje de residuos. Un claro ejemplo es que la normativa europea se ha marcado como objetivo aumentar el reciclaje y la reutilización en un 65% para el año 2035
Para conseguir reducir la RAEE es necesario que tanto empresas como consumidores de a pie nos involucremos en este proceso y juntos luchemos por un mundo más sostenible. Al fin y al cabo, está en nuestra mano cuidar de nuestro planeta, y todos podemos aportar nuestro pequeño grano de arena para lograr este objetivo.