En España, sigue habiendo establecimientos que no disponen de TPV (Terminal Punto de Venta), o que imponen una cantidad mínima para abonar el importe mediante tarjeta de crédito. El motivo se debe a que algunas entidades, ya sean bancos o proveedores de tarjetas, suelen imponer comisiones a los negocios por cada transacción de este tipo.
De hecho, en Estados Unidos se llevó a cabo un estudio que estimaba que por cada transacción de 100 dólares, únicamente 97,25 dólares llegan al negocio. Si nos paramos a analizar estos datos, pronto nos damos cuenta de que estas entidades generan cantidades ingentes de dinero por el mero hecho de proveer de este método de pago.
Sin embargo, existe un país en el que se ha logrado que los negocios reciban el importe íntegro de cada transacción, sin que parte de esa cantidad quede en manos de intermediarios. Es el caso de China, país donde se emplea un sistema de pago móvil muy distinto al que estamos acostumbrados en España.
Nuestro concepto de pago a través del móvil se basa en incluir una copia virtual de nuestra tarjeta de crédito en nuestro smartphone, que a efectos de comisiones implica exactamente lo mismo que pagar con la tarjeta directamente. En China, se emplea un sistema totalmente distinto, y es que los pagos con el móvil se llevan a cabo a través de códigos QR, algo que ya está extendido en todo tipo de negocios.
En China, hay dos empresas que se disputan la hegemonía de los pagos móviles. Una es Alipay, la cual está controlada por AliBaba, y la otra pertenece a Tencent Holdings, sociedad propietaria de WeChat (el equivalente a WhatsApp en China, aunque con muchos más elementos y características).
En el caso de Alipay, se trata de un servicio totalmente gratuito para aquellos usuarios menos recurrentes. No obstante, a medida que se va utilizando el servicio se incorporan comisiones de manera proporcional, aunque cabe destacar que aunque se trate de un negocio que llegue al máximo de transacciones, la comisión no excede el 1,2% del importe total.
Un caso curioso tanto de Alibaba como de WeChat, es que se han consolidado como una especie de “navaja suiza” en el ámbito de las plataformas digitales. En otras palabras, en esas dos aplicaciones están centralizadas una larga lista de funcionalidades, algo a lo que no estamos tan acostumbrados en el mundo occidental (donde prácticamente utilizamos una app para cada tarea).
El funcionamiento es simple; cada usuario cuenta con un código QR único, al igual que cada negocio. Cuando se produce cualquier tipo de transacción, existe una comunicación directa entre ambos y, gracias a esto, el pago se completa en cuestión de segundos.
Todo apunta a que esta tendencia seguirá en alza, y a que los bancos quedarán al margen de estas transacciones tarde o temprano. De hecho, cada vez queda menos para que WhatsApp Pay llegue al mundo occidental, y eso podría provocar que Facebook obtenga la hegemonía de las transacciones comerciales.